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miércoles, 22 de febrero de 2017

Kim Mi primita... Mi putita (II)

Kim: Mi primita… Mi putita (II)

Estaba listo para romper aquella apretada conchita y hacer sentir los placeres del sexo a mi pequeña nena.

Sucesos ocurridos: Julio 2010
Kim: 12 años
Miguel: 15 años



Después de llegar mi tía y mi madre a mi casa el día transcurrió como de costumbre, cenamos por la tarde, cayó la noche, me di una ducha y subí a mi cuarto.

Mi prima por su parte había pasado la tarde con su mamá en el patio de su casa al lado de la nuestra, y no nos habíamos topado más en el día. La noche cayó por completo, finalmente me quedé dormido pensando en cómo sería el siguiente día.

Al despertar hice lo rutinario, desayuné y me di una ducha, me senté en la sala, esperaba que dieran las 11 pues a esa hora mi madre se iría a casa de mi tía Laura, pero apenas eran las 8; estaba ansioso, después de haberle dado su primer orgasmo a mi primita y de haber gozado de su gloriosa boquita envolviendo mi verga, estaba listo para romper aquella apretada conchita y hacer sentir los placeres del sexo a mi pequeña nena hasta hacerla una total putita… mi puta… una adicta a mi verga.


Seguía en la sala esperando a que dieran las 11 pero el reloj parecía burlarse de mí, avanzaba demasiado lento, estaba impaciente, en eso llegó mi primita entrando por la puerta, la verdad no la esperaba tan temprano pensé que sería de las niñas que duermen siempre hasta tarde…

— ¡Hola primito! — dijo mientras se aproximaba corriendo hacia mí

— Hola — respondí al tiempo que volvían a mí los recuerdos de lo sucedido apenas el día anterior — ¿Qué haces tan temprano aquí?… pensé que estarías dormidita hasta tarde… — dije mientras no le apartaba la mirada de encima, ya que solo llevaba puesta la parte de arriba de su pijama y una pequeña licra azul ajustada, que parecía mas unas braguitas

— Pues es que… quería venirme para acá contigo… ¿no te enojas verdad? — dijo bajando la mirada

— Claro que no princesa, si tú eres mi prima favorita — dije casi a su oído, al tiempo que una sonrisa juguetona se dibujaba en su rostro

— ¿De verdad primo? yo también te quiero mucho — agregó mientras se abrazaba efusivamente a mí con su esbelto y delicado cuerpecito

— Tranquila… tranquila Kim no tan fuerte — dije jugueteando con la pequeña; estuvimos viendo TV durante mucho rato, por momentos le pasaba mi mano por su espalda y la bajaba metiéndola bajo su diminuto shortcito acariciando suavemente sus nalguitas, provocando que ella sola moviese su culito ya que le gustaban las caricias cerca de su conchita; tenía la verga piradísima, pero debía disimular para que si mi madre pasaba cerca no se diese cuenta. No pasó mucho antes de escuchar como mi tía entraba por la puerta y le decía a mi mamá que ya era hora de irse

— Claro, ya estoy lista — escuché que respondió mi madre desde donde se encontraba
— ¿Pero y Kim? ella no está arreglada para ir ¿? —

— No… es que esta niña caprichosa no quiso ir, dijo que se quedaría y que Miguel la cuidara… — respondió mi tía simulando estar un poco molesta

— A okey, entonces ya escuchaste hijo, tendrás que quedarte a cuidar a tu prima, nada de que voy con mis amigos he… — dijo mi madre pensando que me obligaba a quedarme

— Mmm… ya que ma’… está bien, no tenía planes hoy, ¿y a qué hora regresan? — si, me interesaba saber a qué hora regresaban, para saber con cuanto tiempo contaba

— Pues quizá como a las… 4 —

— Está bien, pero pues comemos eh, no se te olvide — dije sonriendo

— Ay hijo, no te preocupes, en el refrigerador hay pizza, pasta, o puedes prepararte algo rápido, y además dejé comida preparada en la estufa, solo recoges todo cuando termines, y le das de comer bien a tu prima — agregó mi madre con mirada irónica


— De acuerdo ma’, y ya se les hace tarde, ya son las 11:05… —

— Es cierto, mas tarde volvemos — respondió mirando el reloj en su muñeca

— Kim, ven a despedirte, dame un beso — agregó mi tía que estaba de pie junto a la puerta a unos metros de nosotros

— Si mami — respondió mi prima acercándose a ella y propinándole un beso en la mejilla

— Te quiero, te portas bien — dijo mi tía a mi prima mientras la abrazaba fuertemente

— La cuidas bien sobrino eh… — dijo sonriéndome mi tía

— Sii tia… la cuidare muy bien tía, no se preocupe — dije sonriendo, si tan solo supiera lo bien que lo haría

— “Bueno, chao se cuidan” — dijeron casi a coro mientras se perdían tras la puerta que ya se cerraba, esperé unos minutos; se había escuchado ya hacía una rato que se habían ido, pero no quería arriesgarme por si se regresaban

Mi primita reinició sus jugueteos conmigo, era obvio que le gustaba sentir mis manos y mi cuerpo sobre ella, poco a poco el rostro y los ojitos de mi prima denotaban que esperaba algo mas; segundos despues llevé mi boca hasta su cuello y mejillas, llenandola de suaves y largos besos, haciendo que de su boquita escaparan nerviosas risitas y algunos tiernos gemiditos, mientras mis manos sujetaban y acariciaban la delicada piel de sus caderas y su pequeño vientre ya desnudado por mis manoseos

— Mmm… primito, ¿ya te la puedo chupar? — dijo mi prima sorprendiéndome un poco por lo ansiosa que sonaba, no llevábamos ni diez minutos en el continuo besuqueo que le estaba propinando; pero no es ningún secreto que mi pequeña no necesitaba demasiado para ponerse mas caliente que un hornito

Sin responder le besé una mejilla esbozandole una sonrisa, la tomé de las nalguitas y la levanté en brazos llevándola rápidamente a una habitación contigua sin que ella dijera una palabra; entré y la bajé tras cerrar la puerta.

— Aquí si puedes chupármela princesa… pero primero debes quitarte toda tu ropita… menos tus calzoncitos — dije viéndola sonreír tierna y complicemente

— Sii primito — respondió mi nena mientras se quedaba ya sin pijama, desvistiéndose ansiosamente y quedando ante mí solo con sus pequeños calzoncitos de líneas horizontales en rosa y blanco, dejando al descubierto sus pechitos casi nada desarrollados y la totalidad de sus piernitas esbeltas, blancas y suaves las cuales no tardé en acariciarlas, atrayendo a mi niñita hacia mí, apretando con deseo su culito sobre la tela de su única y pequeña prenda, tomando completamente con mis

manos esas dos preciosas nalguitas

— ¿Así ya primito, ya puedo? — agregó aún más impaciente mi nenita esperando que le llenara la boca de verga; mis manos aún seguían estrujando y manoseando cada


centímetro de su piel, mientras mi boca recorría entre húmedos besos sus pequeños muslos

— Si, ya puedes hermosa, ven agárramela y chúpala despacio primero — añadí separándome de ella, cuando mi boca ya casi hacia sus primeras incursiones sobre la pequeña tela que cubría su intimidad

Y así comenzó a meneármela con ambas manos, empezó a dar de lamidas en la cabeza de mi verga pues ya sabía un poco como hacerlo.

— Mmm… eso es nena métetela toda — siguió mamándome delicioso, se metía media verga y paraba para poder respirar, y repetia la operacion; tenía el menton lleno de su saliva mezclada con mis fluidos preseminales, de solo verla se me ponía más tiesa, seguía engulléndosela, cada caricia del interior de sus mejillas era sublime, succionaba mi verga tan rico, no pude más y se la metí entera presionando su cabecita completamente contra mí, podía sentir su gargantita cálida y suave acariciar mi glande, su boquita se arqueaba un poco queriendo arrojarme, pero mis manos seguían firmes sobre su cabeza impidiéndoselo, pasaron los segundos y comenzó a manotear pues se ahogaba, yo no quería dejarla retirarse, se la dejé un instante más, presionándola más fuerte para que no se zafara, pero finalmente la solté y se hizo hacia atrás de inmediato jalando aire como podía, tosía e hilos de su saliva escurrían por su boqutia, se veía preciosa aun así con su carita enrojecida a causa de estar de putita queriendo verga, lagrimas escurrían por sus mejillas a consecuencia del esfuerzo y seguía sin poder recuperar aire mi nena, cayó unos segundos entre mis piernas y ahí estuvo

respirando agitada un momento abrazada a mis muslos mientras le acariciaba su lindo cabello

—…Eres muy malo primo, casi me ahogabas con tu pene… — dijo mi prima con la carita roja llena de saliva y con la respiración entrecortada

— No princesa, yo te quiero mucho, pero ya te dije que con el tiempo aguantaras más, nunca te haría daño…— dije dandole un par de tiernos besos en las mejillas — Pero si quieres ya no lo hago, y pues tendré que buscar alguna otra niña más para que sea mi favorita… y a ella si la dejaré que me chupe mi pene — dije jugando con la mente de la niña

— ¡No, no primo, por favor no, yo quiero ser tu favorita y que me quieras mucho, por favor yo, si la quiero chupar… solo que no aguanto mucho; pero enséñame por favor primito no busques otra! — dijo inmediatamente completamente exaltada, rogándome sorpresivamente como una putita

— Está bien, pero ahora si voy a romperte la conchita, ven acuéstate aquí en la cama — dije levantandola de los brazitos y dandole un par de nalgaditas; aún de pie mi boca la tomó por sorpresa envolviendo sus casi virginales labios, la sentí temblar un instante, permaneciendo quietecita y temblorosa ante los pausados movimientos de mis labios sobre los suyos; transcurrieron los segundos y por fin liberé su boquita de la mia, la miré a los ojitos un instante, mientras mi nena aún “despertaba” del trance o quizá esperaba que volviera a envolver sus pequeños labios


— Anda mi amorcito, acostadita boca arriba… y levanta las piernitas — dije sonriendole a mi pequeña, tratando de hacerla reaccionar rapido, a mi princesita parecia que le iba a gustar mucho besar o mas bien ser besada, pero aún parecia penosita como para pedirme que volviera a hacer eso; por el momento yo a lo que estaba decidido era a romper la virgen panochita de mi princesita, y mucho mas ahora que estaba completamente entregada a mi

Así lo hizo rápidamente la niña, se tendió en la cama y le bajé rápidamente sus calzoncitos dejándolos a la altura de sus rodillas, comencé a explorar su coñito, estaba ya un poco húmedo, lamí en varias ocasiones su delicioso y diminuto clítoris y su cuevita húmeda, mi princesa se retorcía a cada lamida y lanzaba sonoros gemiditos, le apretaba las nalguitas mientras le succionaba, se estremecía con cada lamida y abría ella misma sus piernitas, moviéndose, meneándose, disfrutando de que le comiese su virgen conchita; pronto mis dedos comenzaron a jugar en la entrada de su hoyito que ahora estaba más que lubricado, separaba con dos de mis dedos los pequeños labios rosaditos para descubrir la diminuta entradita casi oculta, el pequeño orificio virginal de su coñito que conducía a su interior, era una delicia tratar de meter mi lengua en ese hoyito tierno; apoyaba la punta de mi dedo medio en la entrada de su cuevita y presionaba un poco, pero solo se enterraba poco más que mi uña y su rajita se apretaba señal de que le dolía; minuto tras minuto seguí jugando con su coñito, oyéndola gemir y balbucear excitada de cómo sentía, le entreabría su pequeña abertura vaginal y observaba morbosamente la apenas perceptible carnosidad rojiza en el interior de su conchita, eso me hacia palpitar deliciosamente la verga de excitación

— ¡Ayy ay!, si si primo esto es muy rico, lámeme más ahí… — le seguía mamando su conchita, y ahora ya había metido mi dedo un poquito más dentro, hasta tocar levemente lo que estaba casi seguro que era la anhelada telita de su himen, le metía y sacaba mi dedo cuidando de no romper la preciada pared de su virguito, la cual cedería en un momento más ante mi verga, traté de meter un segundo dedo pero su coñito era muy apretado y pequeño, pareció dolerle ya que se arqueó hacia atrás negando el acceso de mi otro dedo, pero de un solo movimiento metí la punta de ambos dedos y

le mordisqueé suavemente el tierno y pegajoso botonde su clítoris para confundir sus sensaciones

— ¡Ahhh!… no primito no tan fuerte, me duele, hazlo como antes… — dijo mi prima tras sentir ambos dedos en la puerta de su cochito

— Tranquila princesa ya solo los moveré un poco, pero no meteré más dedos… — le respondí a la nena para que se tranquilizara un poco

Mis dedos jugaban en su entrada resbalando con suavidad, lubricados por sus fluidos y mi saliva, aquello parecía gustarle cada vez más pues no tardó en gritar — Ahhh… me hago pi-! ahh… primo aaahh… — sin duda el cuerpecito de mi princesa estaba hecho para disfrutarlo, su virgen vaginita babeaba fluido anhelando que la hicieran mujer

— Si muñequita, está bien, lo puedes hacer, suéltalo como quieras — respondí mientras intensificaba mis lamidas y succionaba con mis labios su botoncito; y se corrió, la verdad bastante para su pequeño coñito, pequeños chorritos de sus fluidos dieron casi de lleno en mi boca, chupé y tragué sus delicias, hasta que terminó de gimotear y su cuerpecito se destensó producto del orgasmo, estaba mas que agitada mi


nena, las piernas le temblaban y se movía torpemente sobre la cama recuperándose de la corrida mientras su panochita vivía sus últimos segundos de virginidad

— Ahora hermosa, abre bien las piernitas otra vez, que ya voy a meterte la verga ¿tranquilita okey?— ordené a la niña que sin decir nada, obedeció y se colocó con las piernas abiertas de nuevo, ofreciéndome su virgen coñito rosado, lubricado por sus fluidos y mi saliva

— Aquí voy princesa, te dolerá un poquito pero después sentirás muy rico ¿okey? — dije mientras mi glande hacía presión para entrar en su canalito vaginal; para facilitar el trabajo tomé sus piernitas con mis manos y asi poder manejarlas y que no las fuese a cerrar

Mi verga rozó deliciosamente la entradita de su conchita, el simple hecho de frotar mi verga sobre su conchita lampiña era delicioso, me volvía loco de deseo mi princesita.

—…Mmm… — gemí lujuriosamente, mientras con mis dedos me ayudaba para abrir su conchita y colocar mi verga en su entradita

Mi verga hizo presión y después de unos segundos resbaló fuera de su conchita, no teniendo éxito en mi primer intento de penetrarla; repetí el intento algunas veces mas, mientras mi nenita parecia la mas desesperada a causa de tanto rose de mi glande en su húmeda intimidad que rogaba ser desflorada.

Reacomodé su cuerpecito un poco mas, levantandole y abriendole mas las piernitas, casi llevando sus rodillitas hasta sus hombros, la hice sujetar una de sus mismas piernitas, mientras con mi otra mano nuevamente llevaba mi venosa verga a tratar entrar en ella

— Ahhy…— gimió dulcemente mi princesa, tras por fin lograr hacer desaparecer mi glande completamente dentro de su conchita, la sensación era deliciosa, pareciera que su pequeña entradita tratara de exprimirme la cabeza de la verga

— Ahh… shh mi amor… aquí va princesa…— añadí sintiendo la exquisitez del coñito de mi nena casi acabar con mi cordura; y así, con un ligero y delicioso empujón comencé a desvirgarla

— Ahh… primito… primi-…— gimió mi nena como gatita en celo al sentirme avanzar poco a poco en ella

—Mmm… mi niña… ahmm!… mmm…— gemí empujando contra ella, tratando de controlar los impulsos de mi cuerpo por poseerla descontroladamente como a mi hembrita, escuchando el tierno timbre de su vocecita excitandome aun mas

— Ahh… espera… despacio primito…despacito… me duele… — lloriqueó mi prima mientras ya mi glande había desparecido con dificultad bastante dentro de su conchita, y comenzaba a ejercer presión para clavársela aún más, le metía un poquito mas y mas, sin hacer caso a sus infantiles quejas, introduciendo más y más verga en aquel virginal canalito apretado, tan caliente y suave que solo me provocaba a querer entrar

más profundo en ella, aunque lo que había logrado meterle era casi nada, pero me encantaba tener penetrada a mi pequeñita


— Mmm… tranquila princesa… solo será un empujoncito más, y será todo preciosa — en cuanto acabé de decir eso le clavé todo lo que pude de mi carne erecta y quemante, sintiendo como mi verga forzaba y reventaba su virginidad, gritó muy fuerte la nena y trataba de zafarse de esa estaca que la rompía; yo disfrutaba enormidades la sensación de estar reventando a esa hermosa muñequita, a mi niña

Después de instantes aún tenía en el cuerpo la sensación de su himen desgarrándose al paso de mi verga, la cual reclamaba invadir cada rincón de esa delicia de niñita, disfrutaba profanando a cada segundo ese coñito que ahora se abrazaba forzadamente mi verga.

— Ahhh… no… ya!, ya sácamela me duele mucho, ayy… ya por favor primito sácamela — gritaba la niña víctima del dolor, pero la tenía bien sujeta y no le saqué ni un centímetro, se la dejé ahí un largo momento hasta que dejó de llorar, simplemente acariciándola y soportando mi excitación, pues sus simples movimientos casi me hacían vaciarme dentro de ella

— Tranquila mi amor, ¿vez? ya va pasando el dolor — le dije a la nena para tranquilizarla acariciando su cuerpecito para aliviar el dolor de mi putita prima

— No… primo por favor, duele mucho… ya no quiero — respondió entre grititos la niña, claro que no di importancia a la opinión de mi princesa y suavemente comencé a meter y sacar mi verga dentro de ese coñito, cálido y tan pero tan ajustado que pareciese que me fuera a reventar la verga, quizás era en parte por ser virgen pero también era porque ella se estaba negando y lo apretaba, haciéndolo más placentero para mí.

Bajo su conchita comenzaban a salir delgados hilillos de sangre tras haber roto su himen, la cual lubricaba aún más su tibio interior; comencé a aumentar la velocidad de mis arremetidas, mientras los grititos de mi niña seguían, pero ya no tan negativos, sino que oponía menos resistencia y su cochito se destensaba un poco, quizás ya había empezado a gozarlo.

— Ahh… ya tranquila, goza mi pequeña putita, pronto te encantará tanto que querrás estar todo el día ensartada en mi verga princesa… — le dije a la niña mientras echaba la cabeza hacia abajo y le comía la boca a la preciosa chiquilla, esa deliciosa boquita de labios rosas de mi princesa, dedicándome largo rato a hacer eso mientras bombeaba deliciosamente su coñito, escuchandola exhalar ahogadamente cada que mi verga se hundía en ella

— Mmm… ay… ayy… pero es que todavía me duele poquito… ahhy… pero se

siente rico… — respondió mi prima mientras yo seguía dándole duro en su conchita, su cochito se veía realmente forzado, sus pequeños labios vaginales estaban abiertos al máximo para recibir mi pene dentro, era hermosa la imagen de su coñito, con cada arremetida mi verga hacía efecto de una ventosa, jalaba su conchita hacia afuera cuando la sacaba, y se sumía un poco hacia adentro de ella cuando se la metía, seguía escurriendo juguitos mi princesa junto con la sangre que le había salido, estaba más que lubricada y suave esa cuevita en la que quisiera haberme quedado para siempre

— Ahh… ahh… primo creo que se me… me sale algo otra vez… — dijo mi prima anunciando otro orgasmo


— Está bien nena hazlo y disfrútalo princesa… ahh… eres una delicia princesa… —

Seguí reventando la vaginita de mi primita buen rato más, no había pensado que las chiquillas de su edad pudiesen tener varios orgasmos, claro que algunas lo hacen ahora lo sé, y por fortuna ella era de esas, tras un buen rato la levanté y la senté sobre mi mirándome de frente, mientras yo con mis manos sobre sus pequeñas caderas la hacía bajar y enterrarse casi por completo mi verga, ya que siempre quedaban varios centímetros fuera pues su pequeña conchita no tenía donde alojar más, creo que cada vez su cochito estaba más caliente, tanto que me quemaba deliciosamente la verga, ya no aguantaba más, estaba por correrme dentro de mi nenita.

—Ahh… Voy a soltar mi leche dentro de tu panochita princesa… — gruñí extasiado, sujetándola con rudeza de las nalguitas, sin poder contener los deseos carnales que me provocaba cada roce de ese tierno cuerpecito sobre mí, le devoraba su pequeña boquita mientras mis manos la hacían menear sus caderitas sobre mí, desquiciado de gusto de estar convirtiéndola en mujercita

— Ahh… si primo… métemela más… quiero tu lechita… mmm… ¿después puedo tomar más de tu leche… verdad que siii? — gimió mi prima aceptando que le enseñara por primera vez como era tener la conchita llena de leche

— Claro que si hermosa… ahhg!… mmm… te daré toda la que quieras… ahh… pero ahorita está te la beberás toda con la panochita princesa… ahhh — respondí casi corriéndome, penetrándola con frenesí

Le di las últimas y más violentas arremetidas provocando que tensara su coñito, apreté sus enrojecidas nalguitas contra mí haciéndola chillar de gusto y comencé a vaciarme en lo más profundo de su conchita.

Sentia que la vida se me iba de las sensaciones que recorrían mi cuerpo; cada espasmo mio inseminaba un poco mas a mi nena.

— Ahh… mmm… está calientita primo, la siento en mi pancita… — agregó sudorosa y cansada mi prima segundos después, tras sentir mi semen brotar dentro de ella; no respondí, solo terminé de vaciarme, la dejé ahí tendida sobre mi pecho, notando como la muy zorrita movía solita sus caderitas montada en mi verga, con mi tranca ya no tan dura aun metida en su hoyito; estuvimos recuperándonos y después de un rato la moví a un lado desclavándola de mí, sin gustarle mucho que le sacara mi carne de su desvirgada conchita

— No te vayas primo, acuéstate un rato conmigo y abrázame ¿sí? — dijo mi prima pensando que me iría

— Eso voy a hacer muñequita — dije mientras nos echaba un cobertor encima, estaba algo cansado, y el clima y la ocasión era como para quedarme en la cama con esa princesita

— ¿Primito… puedo chupártela más? — dijo golosamente mi primita después de acurrucarse contra mí; bien sabía yo que le encantaba tomarse mi semen — Si nena, está bien, te daré tu lechita y te la tomarás toda princesa — añadí colocándola frente a


mi verga que aun estaba humedecida por nuestros fluidos y ligeramente enrojecida por la sangre de su desvirgamiento

Comencé a engullirle en su pequeña boquita mi verga la cual ya estaba algo recuperada, salivaba muy bien eso siempre era una ventaja y pronto me tenía la verga llena de su saliva, sin duda mi muñeca estaba hecha para ser una putita, vaya que chupaba bien y se dejaba metérsela hasta la garganta sin replicar demasiado, me encantaba ver como se ahogaba con mi carne caliente y erecta, su saliva escurría deliciosamente por mis testículos y hasta mis muslos.

— Que rica… verga primo — dijo entre chupadas mi prima

— Mmm…si nena y es toda tuya sigue — y así lo hizo, seguía mamando, me encantaba sentir su lengua traviesa lamer mi pene mientras la tenía hasta la garganta, vaya que aprendía rápido la muy zorrita todo lo que yo le indicaba

— Ahhh… aquí viene mi leche nena — dije, pero ella ya tenía buen rato sin sacársela de la boca, quizá necesitaba respirar, igual no pensé en eso y se la engullí hasta el fondo al sentir que me corría, aquello la asfixió y al recibir mi leche tragó mal, sintió que se ahogaba y trató de toser, pero tenía la boca llenita de verga, así que mi leche salió a borbotones por su nariz, fue una de las cosas más excitantes que había visto, se la saqué y tosió fuertemente, quizá estuve a punto de ahogarla, pero estaba bien, terminé de correrme en su carita y en sus casi inexistentes pechitos, se veía como una total putita, su boquita escurriendo un poco de saliva y semen, el semen saliendo de su

nariz, y la carita llena de mis últimos restos de leche

—…Miguel, ya te dije que no me hagas eso… no aguanto, eres malo, otra vez casi me ahogo… — dijo mi prima ya algo recuperada, pero con un poco de cara de enfado por lo sucedido, esto después de limpiarle la carita yo mismo con un pañuelo


— Perdóname princesa, es que eres tan bonita que no puedo evitarlo, perdóname, ¿okey?, ahora ven vamos a dormirnos un rato abrazados como a ti te gusta — aquello pareció calmar un poco a la chiquita y se acostó junto a mi tapándose con el cobertor, al igual que yo; durante un rato seguí acariciando el cuerpecito desnudo de mi primita debajo del cobertor, estaba tan suave todo, sus pequeñas tetitas, sus nalguitas blandas y a la vez firmes, tiernas, pequeñas y redonditas, su coñito aun húmedo y sensible, su cabello, su carita hermosa; continué acariciandola un momento, ella solo se dejaba hacer; instantes después comenzó a besarme ella misma, correspondí a su antojo y besé esa deliciosa y pequeña boquita de labios dulces un rato más, pero finalmente después de un momento terminó quedándose dormidita pues su cuerpecito no estaba acostumbrado a cansarse así; tras unos minutos de tocarla, decidí también dormir un momento, rodeándola fuerte entre mis brazos, sintiéndola pegadita a mí…

1 comentario:

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